El problema del punitivismo

No todas las instituciones de familia o los juzgados nacionales operan en una especie de complot feminista, sino que por el contrario, son oportunamente feministas, parcialmente, y ahí es donde aparecen y van sumandose de a poco las injusticias legalizadas contra los hombres. Por otro lado, los escraches tampoco son parte de una realidad que abarca a todos los hombres, sino que se manejan con la misma parcialidad que la justicia. Se teje entonces un halo de duda ¿Será que esto sucede realmente, o que las personas andaban en alguna cosa rara? Y como prueba irrefutable de que un dispositivo de disciplinamiento se ha instalado, uno de tipo punitivista, sucede que en realidad nadie quiere saber si son culpables o inocentes porque sobre todos cae la posibilidad de ser el siguiente. Por otro lado, las instituciones le sueltan la mano al sujeto denunciado o escrachado porque es más fácil desconocer los derechos básicos de ese sujeto, como el de la presunción de inocencia, que tener que lidiar con los problemas a futuro -problemas legales, con organizaciones políticas, con los organismos de control que los vigilan, etcétera-.

Pero después de las paso, donde la agenda de género y feminista del gobierno quedó desacreditada como «agenda que compartían todos», y después de las bombas que al movimiento feminista le vienen estallando en la mano, insisto, por culpa de sus líneas más radicales, liberales y punitivas, parece que al fin empieza el sinceramiento social de que “algo de eso había, pero bueno”. Porque detrás de toda creencia de que acá hay una conspiración feminista, tristemente lo que se descubre es una realidad mucho menos emocionante y banal: la única lógica que el sistema y sus instituciones encontraron para incorporar algunas reivindicaciones feministas, que pusieron en marcha, y que creían que iba a funcionar, era el castigo y la persecución. Y si pagaban justo por pecadores, mejor, porque el miedo disciplina y lanza una advertencia clara: “Vos seguís. Hacete el loco, y te va a pasar lo mismo”. Tantos libros, tanta teoría, tanto estudio, para terminar aplicando, políticamente, el mismo programa que el mediopelismo argentino que le tiene miedo al pobre.

Y sí, lo que ahora viene, va a ser medido en términos de una revancha. Ahora que el oído parece presto a escuchar, se viene el relato de los pibes que se mataron por falsas denuncias, los padres separados de sus hijos por falsas denuncias, los que terminaron en la miseria porque los echaron injustamente o les arruinaron sus negocios con escraches y al parecer, no, no eran culpables. Y ojala tengamos lugar para revertir el daño, para dar un lugar a las justas revindicaciones del feminismo y al mismo tiempo denunciar la tendencia punitivista que se expandió en su seno, que terminó siendo este radical femn horror show. Y ojala podamos evitar que una serie de fascistas terminen legitimando su discurso de odio sobre estos estallidos, que podamos sanar con debate, con preguntas sobre la perspectiva de género y su aplicación, y su relación con otros conceptos como la clase social y la justicia social. Porque lo que tenemos que detectar, reconocer, y extirpar de una vez por todas, es el discurso punitivista instalado en los movimientos políticos.

Queda demostrado, por los hechos recientes, que la lógica del castigo y el miedo tienen pocos kilometros para recorrer antes de estallar.

Contradicción

Viven sin aceptar, la mayoría de los espíritus que rondan estas tierras, quizás la única verdad posible. Que los contrarios viven en armónica correspondencia, mezclados como elementos impuros en el caldero de las pasiones humanas.

Filemon y Baucis

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Filemon y Baucis

Fausto le pide a Mefistófeles, y a un grupo de sus hombres, que se encarguen del problema de una pareja de ancianos ocupando un terreno en la costa. El único pedido que le hace Fausto a su demonio, es no enterarse de que manera van a echar a la pareja -solo Goethe podría adelantarse 200 años a la cobarde actitud de la clase media argentina durante la última dictadura militar-.

La capilla donde vive la pareja de ancianos es incendiada y Filemón y Baucis asesinados. Al enterarse, Fausto entra en cólera contra Mefistofeles. Su excusa, cobarde por donde se la mire, es que jamás había pedido que asesinaran a nadie. -Marshall Bergman hizo un excelente análisis de este asesinato en «Todo lo solido se desvanece en el aire» (pág. 60)-

Fausto era un moderno Prometeo desencadenando las fuerzas de la industria para controlar la naturaleza en beneficio de la nueva sociedad que estaba construyendo. Su crueldad, si bien no justificada, tiene un fin: desplegar en lo real su idea del progreso que traería felicidad a los hombres. Su tragedia, como bien lo supo expresar Marshall Bergman (pag.58), es que termina trayendo sufrimiento en el medio de progreso, una contradicción flagrante.

Me viene a la mente la clase media argentina que no tiene nada de fáustica, pero sí de cobarde. No se compromete a la ruina y la gloria que pueden traer las tormentas que ayuda a desatar. Pero eso sí, quiere que sobre los débiles suene el escarmiento, y no le importa como. Los débiles, claro está, son los que están por debajo, o los que «deberían» estar abajo.

No quiere saber que pasa con los presos, solo los quiere presos, y de ser posible, muertos. No quiere enterarse de los pormenores desagradables que traerán una política económica conservadora, alejada de la intervención estatal, ni quien sufrirá los costes o como los sufrirá. Solo vela, pide y exige en nombre de su estabilidad económica individual, su pedazo de paraíso consumista y simbólico donde puede jugar a ser y no ser la clase alta. Solo jugar, claro está.

Si hay que barrer a miles de Filemon y Baucis, o miles de «negritos», no quiere saber los detalles pero quiere que se haga. En el camino también van a caer ellos, pero la mirada es corta cuando solo alcanza el ombligo. Quizás, en eso, la clase media argentina sí se parece algo a Fausto. La tragedia de crear miseria cuando se pretendía lo contrario, erradicarla, se ve reflejada en la tragedia de la clase media argentina. En su afán de enterrar al que le viene pisando los talones, se entierra a sí misma.

SB

Diálogo en la encrucijada

– Caminante que vas siempre por el mismo camino, yo te digo, nunca es malo caminar.

-Pero ante la bifurcación, ante multiplicación de las sendas ¿A donde ir? ¿Cómo evitar la senda del desastre y caminar hacia la gloria? ¿Qué camino conduce a Roma y cual me deposita en la ciudadela de los bárbaros?

– Terrible es la duda, pero, peor es estar inmóvil frente a la senda, los pies petrificados por el miedo que moja la frente con sudor frío.

-¿Será lo mejor volver por la senda ya transitada?

– Te pregunto, caminante: ¿Acaso no estás cansado de ver siempre el mismo sendero? Y tras la línea del camino, los mismos tonos verdes y azules ¿No son ya una paleta demasiado conocida? La línea recta, siempre hacia delante, que no te distraiga de toda la geometría de caminos posibles. Caminos oblicuos, paralelos, transversales, perpendiculares…

– Quizás, quizás sea hora de caminar hacia la izquierda o a la derecha, atravesar la espesura revoltosa de lo desconocido.

-Hay caminos que pueden ser espirales traidores, eso seguro. ¡Cuidado con ellos! ¿Pero debe uno reposar sobre la grava por miedo a la sinuosa tempestad de los caminos, o debe uno afrontar la verdad del universo contenida desde el espejo de la gota del agua hasta la cumbre de la montaña?

La espesura de lo tangible se mide por el riesgo de perderlo absolutamente todo. Sólo en esta apuesta, se puede dar lo real como tal.

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A cuarenta años del golpe de estado en Chile/ El último discurso de Allende.

“Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.”

“Sentado sobre los Muertos” Miguel Hernández

Pensemos la situación tan solo por unos segundos, imaginemos nuestro costal de huesos en el lugar de Allende. Las tropas de la derecha golpista, las fuerzas armadas que dejaban de lado las máscaras y se ponían nuevamente la cadena en la boca de sus verdaderos dueños, estaban atacando la casa de gobierno. En todas partes la patria que Allende quería armar en base al compromiso político de todos los sectores, se quebraba por la fuerza de las bombas y tanques de los que jamás habían creído ni por un segundo que en la mesa de la nación podían comer los ricos y los pobres. La nueva revolución pacífica del Espartaco de la pluma y la palabra quedaba sepultada por la sanguinaria disposición de aquellos que jamás fueron sus aliados.

Cualquier temple se dobla frente al sueño hecho añicos. Los verdugos habían puesto las cosas de pie, porque antes estaban de cabeza, o al menos esa era la ilusión deseada. La muerte estaba literalmente arrancando las puertas de la moneda, surcando con bravo golpe de botas rancias las escaleras del palacio. Y el hombre de la calma infinita, el coloso titán de temple de acero, pronuncia su último discurso con la tranquilidad más absoluta. Es el discurso más pasional de su vida, y será también el último, pero su voz es inquebrantable, no hay titubeos, no hay respiración agitada. Su voz es firme, segura, dibuja con tono grave circunstancias futuras totalmente ajenas a ese momento tan vergonzoso de la historia Chilena, como si quisiera decir que allí no se termina la historia. Con la seguridad de los profetas, le asegura a su pueblo que el día llegará, como llegaban en ese momento los militares al segundo piso de la moneda, donde el presidente los esperaba con una ametralladora, un casco de minero en la cabeza, y la firme convicción de morir defendiendo su puesto.

“En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato consciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas. En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.” (http://www.agencianexo.com.ar/especiales/a-40-anos-del-golpe-militar-en-chile-el-ultimo-discurso-de-salvador-allende/)

 Le habla a su pueblo, separándolo de los traidores, como aceptando en la hora final que el pueblo chileno es el trabajador de las minas y de la fábrica, el ama de casa, el estudiante comprometido, los postergados, los que siempre pagan y seguirán pagando después del asesinato de Allende la ofensa de imaginar una patria para todos.  Y quizás, la lección objetiva de su asesinato, es la declaración final que reconoce esa sabía verdad de que los poderosos no entregan el poder, de que la derecha se compromete solo con la conspiración. Gran lección para nuestro pueblo argentino en momentos donde la derecha argentina demuestra con creces que sabe esperar agazapada, conspirando mientras aprovecha las regalías que los gobiernos entregan a cambio de su caro respeto.

 No le habla a esa parva de traidores cogotudos y asustadizos de la clase media que enseguida forman filas detrás de los amotinados, mucho menos a esos militares mercenarios que no conocen más patria que la que viene en dólares con la cara de Benjamín Franklin. Tampoco les habla a los políticos de la oposición que lo habían sacrificado al dios del fascismo, ni a la corte suprema de justicia que lo había desconocido. El hombre de la patria, de la verdadera patria,  le habla a su pueblo, a los que depositaron su voto y la confianza en su gobierno, al hombre que por primera vez los vió como seres humanos plenos de derechos. Y como el padre cariñoso de una nación que se hunde, a punto de llegar la noche más oscura, les susurra suavemente que se sacrifica por todos, que ellos no tienen que derramar más sangre que la que saldrá de sus venas cuando cumpla con honores el evangelio de Miguel Hernández, poniendo el pecho frente a las balas ancho como las paredes.

“En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas.”

(http://www.agencianexo.com.ar/especiales/a-40-anos-del-golpe-militar-en-chile-el-ultimo-discurso-de-salvador-allende/)

 Y es un error. La derecha golpista no necesita provocaciones. Le basta la orden del amo y la paga en dólares para voltear gobiernos. El gran prohombre del socialismo no quiere la guerra civil, pero la guerra ya era un hecho. Los militares tenían la convicción de hacer su guerra sobre el pueblo chileno, quisiera este defenderse o no. Dice Gabriel García Márquez en “La verdadera muerte de un presidente”: “Su virtud mayor fue la consecuencia, pero el destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del derecho burgués, defendiendo una Corte Suprema de Justicia que lo había repudiado y había de legitimar a sus asesinos, defendiendo un Congreso miserable que lo había declarado ilegítimo pero que había de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores, defendiendo la voluntad de los partidos de la oposición que habían vendido su alma al fascismo, defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema de mierda que él se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro.” (http://www.agencianexo.com.ar/especiales/la-verdadera-muerte-de-un-presidente/)

Pero frente al error del padre cariñoso que se sacrifica por sus hijos, la historia de su valor es suficiente motivo para rescatarlo del olvido, no solamente como hombre de palabra, equivocado o no, sino como ejemplo de lucha.  Su vida es, con sus errores, una página de nuestra historia que debe ser rescatada frente al presente de Chile, tan marcado aun por las sucias botas de ese fantasma que aun recorre América latina. Que no vive en las imágenes de archivo de la última dictadura militar, ni en los grupos de fascistas o idiotas que lo idolatran como el salvador (vaya a saber uno hasta donde avanza la mentira que se convierte en negación); sino en las políticas económicas que aún sumergen a Chile en la pobreza y en el sistema judicial que sigue siendo la regla misma con la cual los poderosos miden el poder de su acción y la privación de los derechos de los humildes.

Rescatar el programa de construir una patria para todos, la idea detrás del hombre, y la experiencia de lucha que lo llevo a morir por esa idea. Eso es para toda América Latina, para cuando a la hora de la llamarada, podamos responder contra el golpe mercenario de la derecha conspirativa y sus aliados. El hombre de la paz, como lo llamó Benedetti, nos entregó en su sacrificio la enseñanza de que si la historia no tiene un destino manifiesto y glorioso para el trabajador, es porque la derecha trabaja incansablemente en contra de todos los gobiernos de izquierda, sean muy progresistas o muy poco. En nosotros está encontrar, frente a esta verdad, el camino a seguir.

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Sebastian Borreani
Director general de Agencia de Noticias Nexo
Dirección editorial en Revista Industria Argentina
Coordinador general de Sentido Creativo/ comunicación estratégica
Twitter: @sborreani
Skype: sencreativo
Mail: Info@sentidocreativo.com.ar
Cel: 1534882545

Esencia de humanidad‏

A veces uno quisiera ser árbol o gato,
cualquier cosa menos humano.
Piedra, hoja en el suelo.

¿Muerte quizás?

Pero muerte en el medio de la vida.
Algo inerte que forme parte de todo
pero que no lo toque jamás.

Lo intangible, lo etéreo,
sueño maravilloso de quien sufre la existencia.
Ser nada en el medio de todo

Pero la vida no es eso.

La vida es ser y sufrir, mil veces sufrir el ser.
Subir y bajar la montaña llevando el insoportable peso de las rocas.
Sí, vivimos como Sísifo,
porque el dolor es una proclama,
un manifiesto frente a las circunstancias.
Un grito de furia,
un llamado de atención que nos afirma en la existencia.

El dolor es una señal
de que a pesar de todo
nos obstinamos por estar ahí,
en el ojo del destino,
planeando en la turbulencia.

Y la vida duele porque es maravillosa.
Porque nos da la oportunidad de escupirle la cara
cada vez que nos desafía a probar que existimos
en el medio de todo, y a pesar de todo.

Mas que el árbol forrado,
que la roca grosera y desnuda,
somos locura viva,
delirio que mira el fuego con ojos desorbitados.
Eso es lo humano.

Espacios y rupturas II‏

Dentro del coloso de cemento y hormigón, el espacio se reduce a corredor de hamster, con sus lujos por supuesto. La muralla principal, el acceso a la ciudadela del consumo, son 1O metros de cristales que se empotran en la cúpula. La luz del sol se abre como un abanico entre los limpios cristales, transparentes como agua pura, y baña el inmenso hall de entrada. Pero allí, tan magnífica, muere sin poder dar un paso mas.

La arquitectura del DOT, como buen corredor de cobayos, despliega la luz como espectáculo carnada. Reservada para señalar y confortar al transeunte solo en el hall de entrada, luego debe morir como atracción principal y cumplir una función utilitaria. Los grandes vitrales se convierten en pequeñas ventanas que como reflectores, aquí y allá, dirigen la mirada a las vidrieras.

El espacio se configura como cinta transportadora de tracción a sangre movida por pies humanos. La cabeza puede girar de izquierda a derecha, de arriba a abajo, pero lo importante esta a los costados, el suelo es puro brillo de limpiador de baldozas , el techo es inalcanzable y oscuro.

La luz muere como espectáculo, porque el espectáculo son las despampanantes vidrieras, y el lujo arquitectónico de la ciudadela (o la estética llamativa de las vidrieras) son simple ornamento. No se lo goza como arte, se lo decodifica como señal, como índice efectivo de la dirección de la mirada.

Espacios y rupturas

16782El shopping DOT Baires es una mole de concreto que se yergue sobre una colina  a metros de Barrio mitre; 6 manzanas pegadas de casas humildes entre las calles Correa, Posta, Arias y Melián, que conforman un barrio dentro del barrio de Saavedra.

Tal fuerza tiene el lenguaje y sus palabras que el sustantivo se vuelve adjetivo calificativo e inscribe en el espacio una distancia a manera de rótulo locuaz. Ustedes son “otro barrio”, “otro mundo”, un no Saavedra.  Así el lenguaje separa a los propios y ajenos, y a manera de recordatorio eterno de esa distancia infranqueable, construyeron encima un castillo de lujo como recordándoles quienes están arriba y quienes abajo.

 Una invitación a pasear por el lujo mas nunca tenerlo; simple y eficaz consumo simbólico que no reemplaza del todo el consumo material, pero la invitación a entrar en la meca del mercado está hecha, y con ella se declara la justicia democrática del sistema. «Todos entran, de todo hay, para todos los segmentos de consumidores, ya que todos tienen algo de efectivo» Promesa del Shopping que resume con descarada simpleza su esencia natural. «Aquí todos pueden comprar, porque hay de todo, y el lujo del espacio a recorrer, uniformemente acondicionado para que su mirada se dirija hacia las vitrinas, es una ofrenda hecha en honor a la democracia del mercado»

 Antes del DOT había terrenos vacíos, libre colina en la cual seguír expandiendo el pueblo pobre su extensión. Frente a este temor, se cercaron los terrenos y comenzaron a construir sobre ellos un supermercado Auchan. En el 2001 la crisis barrió con el proyecto y la construcción quedó abandonada hasta la llegada del coloso. A los humildes habitantes de Barrio Mitre se les prohibió ocupar pero se los invitó a pasear y comprar al menos una cajita feliz, o unos trapos de piso o quizás unas lapiceras chinas con forma de pececitos.

A cambio se les exige soportar de vez en cuando que el shopping abra las temibles compuertas que drenan ríos hacia el barrio, ya que la superficie cubierta por capas de concreto no puede absorber el agua que inunda sus lujosos estacionamientos.

Pagan el precio de pertenecer y no pertenecer, las dos cosas al mismo tiempo.

Sebastian Borreani

@sborreani

Poesía en segundos www.poesíaensegundos.wordpress.com

La defensa no defensiva de los blogeros

(Crítica a la nota de “Losblogueros se subieron al caballo por izquierda y pretenden

bajarsepor derecha” de Demián Selci en Agencia Paco Urondohttp://www.agenciapacourondo.com.ar)

 

Los blogeros fueron incorporados a través de la lógica soldadesca (y limitada) de la empresa mediática oficialista, que absorbe la contracultura solo si cumple con el requisito de ser mas forma que contenido, porque así la forma queda como reconocimiento del estilo y el contenido se cambia por otro más acorde con la defensa del todo (monopolio comunicacional del estado o de la empresa privada, si bien el segundo es infinitamente más poderoso, la lógica de incorporación de la contracultura es la misma)

Pongo como ejemplo el discurso de Lucas Carrasco, que siempre fue más provocador por lo ornamental de las puteadas que profundo por su contenido crítico. No había una posición política en Carrasco, su simpleza es también, y esto era totalmente evidente, su falta de un centro ideológico, o para decirlo con más claridad, cuando un discurso es pura provocación, puro ornamento o forma (como»sigan mamando”), es porque su centro es no tener centro. Si Carrasco puede girar a la derecha, es porque nunca estuvo a la izquierda, y es por demás hipócrita que la misma estructura productiva de discursos oficialistas, que exige como requisito la ausencia de un centro ideológico (porque es necesario desplazarlo por el centro de la estructura misma, por la obediencia debida y obsecuente de la posición ideológica de la estructura productiva) le recrimine luego que giro a la derecha.

La lógica para incorporar los discursos de un Carrasco a la «trinchera» mediática oficialista fue la misma de la gran empresa. Se incorpora primero por la cantidad de gente que lo sigue y después porque su creador está dispuesto a manifestar simpatía por el modelo de forma declarativa. Solo así se entiendeque fragmentos televisivos o declaraciones radiales de personajes funestos como Jorge Rial y Moría casan, simpatizando con la figura presidencial y el modelo,sean levantados y expuestos en la vidriera oficialista de programas como «Seis,Siete Ocho,» o «Duro de Domar».  Basta la mágica manguera de la declaración pro modelo, pro cristina, para borrar un prontuario reaccionario y conserva, y se construye una vidriera con gente que están puestas allí, precisamente porque no tienen convicciones. Solo así se entiende un Osvaldo Barone, o lo que es peor, solo así se entiende que Florencia Peña haya sido columnista y vocera del gobierno en Tiempo Argentino, el diarioemulador de Clarín.

 

Nodefiendo a Carrasco, jamás le tuve simpatía, todo lo contrario. Para mi es la exaltacióndel reviente como rebelión contra el sistema, lo que es un contrasentido, porqueel reviente es una experiencia promovida por el sistema que estimula el consumode lo que te revienta, así que reventarse no es contracultural, es consumocalculado. También porque a falta de profundidad, Carrasco es pura provocación,y la pura provocación puede tener momentos críticos brillantes, pero no hacenada con ellos porque busca simplemente eso, el momento fugaz del brillo, nosostener en el tiempo su tenue iluminación, para lo que se necesita desarrollo,para el desarrollo se necesita profundidad analítica, y para la profundidad analíticase necesita menos reviente. Ahora bien, el carácter volátil de Carrasco yaestaba contenido en su estilo, y hasta me arriesgo a decir que era su estilomismo, o al menos su impronta fundamental. Un anarco popular que tiraba dardosa la oposición mediática mientras guiñaba un ojo a la gestión kirchnerista; untira bombas en dirección al bloque opositor y su guardia de periodistasorgánicos. El problema (si hay un problema) es que si hacemos coextensivo alfenómeno blogers la receta de Carrasco, tenemos que el estilo de la formaimpera por sobre el contenido, y entonces el “cómo” es más que el “que”. Elestilo es proyectivo del contenido, lo ubica frente a su público por las marcasparticulares de su estilo. Pero el puro estilo es vacuidad, fuga del contenidofrente a la forma, y en tiempos donde lo espectacular reina, la letra y lapalabra se convierten en imagen espectacular, pura iconicidad del estilo. Enlos blogeros había mucho de esto, y era en parte la razón de su éxito parcial.

 

Antes que hablar de traición, hay que entender cómo funciona la máquina cultural del oficialismo. Los usos de la lógica de selección, cooptación o producción, de los monopolios de la Info-comunicación, en base a las cuotas de audiencia, funcionan para Clarín pero no para el gobierno. La técnica del artesano lleva en sí al artesano, al punto de que el artesano es su técnica. Las técnicas selectivas de la empresa info-comunicacional llevan en si la lógica del negocio info-comunicacional, que despliega operativamente todas las estrategias de la espectacularización de los discursos. E ahí el límite de la contracultura que quiere ser más fuerte que la hegemonía reinante: ser como el otro nos convierte en el otro, nos da su fuerza y su potencia al costo de perder aquello que nos diferenciaba, y con ello, el sentido de la acción primera que fue enfrentar al discurso hegemónico en tanto éramos lo opuesto, o al menos, algo distinto.

Como la aceptación mayoritaria del oficialismo se construye mediante el poder político del movimiento y no mediante la formación de la opinión pública a través de sus medios afines, se puede creer lo contrario. Sobre todo porque el empresario devenido en guardián del discurso mediático oficialista vende esta falacia, y es el por qué de los continuos traspiés del oficialismo en el campo de la comunicación. No es culpa del empresario, es culpa de quien lo colocó enun puesto que no le es del todo adecuado, ya que el empresario se rige con la lógica de la empresa informativa privada (espectáculo, cuotas de audiencia, homogenizacióny estandarización de los productos), además, como broche de oro, se lo consagra como el defensor y promotor del discurso oficialista, lo que le obliga como gerente estatal que es, a plasmar los símbolos reconocibles del oficialismo de manera ostentosa,  so pena de que dejen de girarlos fondos necesarios para seguir con la empresa informativa.

Esto lo pone en la tarea imposible de tener que dar forma a un discurso que sea homogéneo y heterogéneo a la vez, masivo y sectario, contra lo que solo puede promover un discurso chato plagado de buenas miradas sobre la gestión que seguirá los pasos del poder político pero que jamás marchará por delante. Allí donde el poder político del gobierno no entra, tampoco lo hace el poder mediático.
Para concluir, volviendo al Caso Carrasco, el sinceramiento no es sincericidio,se puede admitir que a Carrasco le fue funcional (por un tiempo) la maquina cultural oficialista, y a la maquina cultural oficialista le fue funcional Carrasco por un tiempo, lo que se dice un buen matrimonio corto (los hay peores). Pero no se puede salir a criticar al prohombre justicialista que asume Carrasco sin criticar también la maquina espectacular que lo incorporó y soportó hasta hace muy poco tiempo. Dicha máquina tiene sus filtros, no es de puertas abiertas,entran solo los elegidos. Si la máquina espectacular no supo ver que en la actitud del tirabombas siempre hay una inquietud anárquica que termina revelándose a todo, incluso a la estructura que lo cooptó, es un problema a resolver, no a esconder bajo el concepto simplificado de Traición.

Y digo, hay que resolver porque la estructura tiene una fuerza centrifuga para los críticos y centrípeta para los obsecuentes y esto es importante pensarlo. Lanata no gana porque sea la manifestación visual del poder monopólico del grupo Clarín, Lanata se impone porque la estructura que debería hacerle frente se organiza eliminando el pensamiento crítico que podría reorganizarla efectivamente contra el poder del monopolio Info-comunicacional.

Sebastian Borreani

@sborreani

Editor en www.larevistadesaavedra.com.ar

Director general de www.sentidocreativo.com.ar

 

 

Orgullo

La vida es un camino de montaña, una senda que se extiende hacia infinitas posibilidades, porque a decir verdad, el camino es uno mismo.  Orgullo es sentarse en un punto y dar por terminada la marcha, ignorar que la montaña tiene un hacia arriba y un hacia abajo, y la cumbre aguarda.

Orgullo es miedo a reconocer lo infinito, lo inabarcable e inconmensurable, lo que siempre es ahora y mañana. Miedo a no poder en el primer intento, a no coincidir con esa imagen de perfección que nos parece lo ideal. Pero la base de la superación personal es equivocarse e intentar nuevamente, cosa que el orgullo no puede entender porque convierte las equivocaciones en humillación.

Salir de la ceguera del orgullo involucra confianza en uno y sus posibilidades, en el reconocimiento de lo presente por el esfuerzo dedicado, y de lo que aun no es, lo que solo con dedicación conseguiremos, que es un paso más hacia un nosotros cultivado en cuerpo y espíritu.

Un nosotros, porque la superación personal no es una cuestión egoísta e individual, sino una tarea colectiva, y es por esa razón que el orgullo es más una ofensa hacia el individuo que hacia los otros. Cuando fuimos discípulos tuvimos maestros de los cuales aprendimos y a los cuales enseñamos, cuando fuimos maestros tuvimos discípulos a los cuales enseñamos y de los cuales aprendimos. Por eso siempre fuimos en esencia las dos cosas. Cuando el orgullo invade el espíritu, no hay lugar para el reconocimiento, y sin reconocimiento hacia el otro no hay ni discípulos ni maestros.

Somos por los otros, ellos son brazos extendidos que nos aproximan a la cumbre, y el orgullo es no continuar la cadena ni hacia abajo, desconociendo en el otro nuestro pasado inmediato, ni hacia arriba, cerrando nuestro camino hacia las posibilidades de nuestro futuro.