El bullicio de la gente, los rayos de sol que se filtraban por la ventana y los nervios que no lo dejaban dormir. Trataba de no pensar en la fábrica, en lo que le iban a enseñar, pero la emoción lo invadía y sus ojos se abrían de par en par. Lo único que quería era comenzar con la capacitación de inmediato. Este era el primer paso, aprovechar la oportunidad que se le daba en Buenos Aires. El resto era cuestión de esforzarse, poner voluntad y con el tiempo llegarían cosas todavía mejores. Sigue leyendo